Ya pasamos
pues no observamos
vuelve el ciego
a acompañarnos.
Vivimos cerca
la indiferencia
volvemos santos
nuestros engaños.
Frente a sus ojos
les despreciamos
su oferta pálida
sus parcas manos.
El crío grita
con sus miradas
su vida vive
impredecible.
Porque no vemos
el circo nuestro
la ilusión pobre
que llevas dentro.
Nos falta nada
mas no brindamos
negamos fácil
y nos compramos.
Lo siento niño
es el discurso
la traba ingenua
que aproximamos.
Luego creemos
que respetamos
el viejo sueño
el ser hermanos.